Jorge Selaive

Recuperar la nota de riesgo en 3 años sí se puede

Jorge Selaive economista Jefe de BBVA y académico FEN U. de Chile

Por: Jorge Selaive | Publicado: Viernes 20 de abril de 2018 a las 04:00 hrs.
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A mediados de 2017 sufrimos la rebaja de un escalón en la clasificación de riesgo soberano para la deuda de largo plazo por parte de Fitch (A) y Standard & Poor´s (A+). En general, ambas clasificadoras comparten las razones del recorte: rápido aumento en la deuda soberana sobre PIB. Lo anterior, tanto por un incremento en el nivel de deuda como una continua desaceleración en el crecimiento económico.

La degradación ha causado una justificada preocupación en las autoridades por las consecuencias sobre el costo de endeudamiento de empresas y personas.

Primero, situemos nuestra clasificación en perspectiva. Chile continúa siendo la economía con la mejor clasificación crediticia de la región. Tenemos la misma clasificación de Japón, y estamos varios peldaños sobre la de España. El país de la región que nos sigue es México con BBB+. Ciertamente estamos en una situación privilegiada en el grupo de países con grado de inversión, que es un activo que ostentamos hace casi dos décadas.

Segundo, al observar la periodicidad de ajustes en la clasificación de riesgo por parte de las clasificadoras, emerge un claro hecho estilizado. Las rebajas en las clasificaciones han aumentado su frecuencia de ajuste, particularmente posterior a la crisis subprime. No son pocos los casos donde los recortes se realizan anualmente e incluso más de uno en un año calendario. Por otro lado, las mejoras han sido más lentas y en promedio toman entre 3 y 5 años.

En esta última dimensión, es de particular importancia la mejora en el crecimiento que estamos observando para la economía chilena desde mediados del 2017. Se ha asentado una visión de una expansión de la actividad sobre 3% para este año, lo que cambia/modera sustantivamente la pendiente de alza de la deuda sobre PIB. Esto es clave pues los recortes en la clasificación de riesgo que tuvimos hace 9 meses podrían haber continuado incluso este mismo año de haber continuado el bajo dinamismo del consumo y el deterioro de las confianzas (recordemos que Moody´s aún no hace cambios). De esto, me parece, nos salvamos.

El ministro Larraín ha señalado su objetivo de recuperar el peldaño de clasificación perdido en un plazo de 3 años. El objetivo es alcanzable en ese plazo, pues se enmarca dentro del rango de tiempo promedio de aumentos en las clasificaciones como por otras razones que paso a enumerar: a) Cuando leemos la justificación de S&P para el recorte de julio pasado, su proyección de crecimiento tiene como escenario base compatible con la nueva clasificación 2% para 2018, 2,4% para 2019 y 2,5% para 2020. Similares proyecciones para el crecimiento de la inversión total. Considero que estos registros de actividad/inversión, al menos los del 2018 y 2019 se superarán ampliamente. b) Hemos tenido dos anuncios de austeridad fiscal tanto para el gobierno central como para empresas estatales, lo que demuestra el compromiso con la reducción del gasto de gobierno y el cierre del déficit estructural y efectivo (que es el que finalmente debe financiarse).

Esperamos adicionales anuncios respecto a nuevos ajustes fiscales materialmente más relevantes, el camino hacia la convergencia fiscal como reformas/ajustes tributarios que permitan dar perdurabilidad a los buenos registros de actividad más allá del 2019, de manera de consolidar la positiva visión económica y dejar claramente desactualizado el escenario base de las clasificadoras de riesgo. En ese contexto, estaríamos preparados para comenzar a hablar de una recuperación en la clasificación de riesgo hacia fines del 2020.

En esta última dimensión, y a riesgo de ser majadero, la complacencia con altos niveles de confianza y pensar que éstos son el ingrediente suficiente para aumentar el crecimiento de largo plazo no es buena compañera. Entre una reforma tributaria que baje la tasa de impuesto corporativo a una que coloque estímulos focalizados en la inversión, me inclino por la segunda, cuidando ciertamente la neutralidad en la recaudación. Recuperar la clasificación de riesgo está en nuestras manos si hacemos bien las cosas estos próximos dos años.

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